miércoles, 11 de enero de 2012

Drive (2011)

Nada más comenzar la película, no pude apartar mis ojos de la pantalla. Suena una música hechizante y las imágenes se suceden. Drive cuenta con una estética y atmósfera muy cuidada que evocan al Miami Vice de los 80. Los títulos iniciales en tonos rosas son un bonito homenaje a las cintas de la época. Mientras se sucenden los primeros fotogramas vienen a mi mente películas de acción de los 70 y 80 y sobre todo esos grandes actores de este género.

Las primeras escenas son de una intensidad elogiable con un guapo Gosling nada desenfocado. Después, hay alguna buena escena más pero, a medida que avanza el reloj van perdiendo todo interés. Su protagonista es uno de esos tíos solitarios que se vida gira en torno a  las cuatro ruedas. Trabaja como conductor haciendo de doble de escenas de riesgo y prestando servicios a ladronzuelos que necesitan escapar de la policía a toda velocidad. Las cosas se complican cuando entra la chica en escena. Carey es la vecinita de Gosling y entre ellos, supuestamente, hay cierta química. Él empieza frecuentar su casa y a ganarse el cariño de la chica y de su hijo. 

En ningún momento fui capaz de empatizar con  ninguno de sus protagonistas. Gosling intenta transmitir una frialdad propia de un hombre que lo a pasado mal, alguien que guarda un pasado oscuro. En lugar de eso, tenemos un tío que muestra una constante frialdad y alguna carita de cordero degollado que no se la traga nadie. Un personaje casi zombie que se limita a sonreír. No vemos ni un asomo de su mundo interior, de su personalidad, de sus sueños. No culpo de  ello al actor, creo que esta actuación fue asi intencionadamente. Reconozco que hubo escenas que me pusieron mala por ver esa cara de póquer incapaz de conectar con el espectador.  

A parte de sus protagonistas, tenemos esa violencia gratuita, que lejos de aportar algo, deja en manifiesto que el director debe recurrir a ellas para provocar una mínima reacción en el espectador puesto que la narrativa carece de fuerza o demasiado interés.

Si tengo que elogiar algo de la cinta, me quedo con los planos, casi perfectos, tan recurrentes durante la misma. Son de tal perfección que adolecen por su forma. Por ese carácter contenido, acaba convirtiéndose en una cinta que parece "interpretada" llevándola al terreno de lo prefabricado. Esa búsqueda constante de la imagen perfecta termina causando cierta frustración, impidiendo abandonarse a la historia y disfrutar del metraje.

 Me resultó extraño ver como en una película de tal armonía estética, con un estilo tan envidiable y esa búsqueda constante de la perfección, se hayan descuidado el guión y los personajes. Al terminar de verla, me quedé con la sensación de haberme quedado a medias y pensando que se podría haber hecho algo mejor. Hay momentos en los que se destila cierto lirismo pero que se queda amordazado por una dirección fría que priva al espectador de cualquier emoción.